Esta vez nos
vamos a la Bretaña francesa, al departamento de Ille y Vilaine donde se encuentra
Saint-Malo, una magnífica ciudad del siglo 6. Situada a algo más de dos horas
de Caen, capital de la Baja Normandía, Saint-Malo es una de las ciudades más visitadas
de la región, famosa por sus impresionantes mareas altas, y cuyo origen se
remonta a época gala.
Nuestra
visita comienza como siempre en la oficina de turismo situada frente a la puerta
de San Vicente de su muralla, la cual
rodea el casco antiguo, que está emplazado en una pequeña península y protegía
la ciudad no sólo de visitas indeseadas sino de la fuerza de las enormes
mareas, ya que es aquí donde se registran las mayores mareas de toda Europa. Cuando
la marea está baja deja al descubierto kilómetros de playas de arena blanca y
lisa, pero cuando está alta ofrece un espectáculo natural de una violencia increíble.
Las olas golpean los muros y se pueden elevar varios metros sobre las cabezas
de los transeúntes que miran el evento fascinados. Si estáis interesados en
disfrutar de las mareas de Saint-Malo uno puede ir por libre o apuntarse a
alguno de los múltiples tours organizados por la oficina de turismo de la
ciudad para mostrar los tesoros que dejan al descubierto las mareas bajas.
Pero
volvamos al casco antiguo y a su muralla. En la oficina de turismo nos
informaron de la oferta turística, cultural y gastronómica. Considero
interesante deciros que aunque
Saint-Malo se puede visitar en tres días, si tenéis más tiempo, los
pueblos de los alrededores están plagados de actividades y sitios interesantes
para ver, no dudéis en informaros, más aún si disponéis de un medio de
transporte, aunque siempre nos quedará el transporte público. Os dejo el enlace de la web de la oficina de turismo para resolver las dudas que os surjan: http://www.saint-malo-tourisme.es/
Como dato interesante os quiero contar que durante la segunda guerra mundial los combates devastaron el
80% de la ciudad, como tantas otras ciudades francesas. Pero lo que la
diferencia del resto es que Saint-Malo decidió llevar a cabo una reconstrucción
exactamente idéntica a lo que fue la ciudad antes de la guerra, gracias a lo
cual la ciudad conserva una atmósfera muy auténtica. Para disfrutar al máximo
de esta bonita ciudad no sólo hay que pasear por sus callejuelas sino que hay que
aprovechar el acceso libre a las murallas que la rodean. El paseo sobre las
murallas va acompañado de unas vistas impresionantes, ya sea hacia el mar o
hacia el centro de la ciudad. A lo largo de todo el recorrido encontraréis
monumentos conmemorativos y fragmentos de la historia de la ciudad que guían al
viajero en este paseo. Pero puesto que nosotros no teníamos más de dos días solo
hicimos una pequeña parte del recorrido, aunque por si os interesa nos informaron de que la ruta
completa podía durar algo más de media hora.
Para las
salidas gastronómicas es obligatorio probar sus pescados y mariscos. Esta
ciudad portuaria tiene una gran tradición de recetas inspiradas en productos del
mar que llegan prácticamente directos a tu plato, así que hay que aprovechar y
probarlo todo, pero cuidado con los precios, si salís de la zona “intra muros”
de la ciudad y os alejáis un poco del casco antiguo podréis disfrutar de menús
de buena calidad a precios mucho más económicos, no hagáis el turista sin
necesidad.
Por la tarde
pusimos rumbo al “Grand Aquarium” de Saint-Malo que celebra este año su veinte
aniversario. Es una de las principales atracciones familiares de la ciudad y
está perfectamente señalizado por todas partes, así que dudo que alguien pueda tener problemas para llegar. La entrada de adultos cuesta 16€, pero informaros en el
sitio donde os alojéis, ya que ciertos hoteles y hostales ofreces vales de
descuento para el Aquarium con valor
de 1€ o 2€. La visita dura unas tres horas y, sinceramente, merece la pena.
La relación de esta ciudad con el mar es muy estrecha y aquí se entiende todo, no sólo podréis entender los fenómenos marinos como las mareas o sus orígenes y evolución, sino que también encontraréis réplicas de los fondos marinos de prácticamente todos los continentes, con peces, crustáceos, algas... en resumen, todo lo que veríais si estuvierais in situ. Pero la visita no se limita a eso, hay sorpresas para pequeños y grandes.
Después del mundo de las medusas llegamos a una sala donde los acuarios están abiertos. En esta sala dedicada a los más valientes podréis tocar a todos los peces que allí encontréis, y con un poco de suerte hasta darles de comer de tu propia mano. Pero no contentos con esto al final de la visita podréis disfrutar de dos pequeñas atracciones. La primera es una plataforma que simula de manera virtual un descenso a los fondos marinos con ataque de craquen y todo, apta para grandes y pequeños. La segunda es un impresionante paseo submarino entre las aguas y acuarios que habíais visto antes desde el otro lado del cristal. Como podréis comprender salimos más que contentos.
La relación de esta ciudad con el mar es muy estrecha y aquí se entiende todo, no sólo podréis entender los fenómenos marinos como las mareas o sus orígenes y evolución, sino que también encontraréis réplicas de los fondos marinos de prácticamente todos los continentes, con peces, crustáceos, algas... en resumen, todo lo que veríais si estuvierais in situ. Pero la visita no se limita a eso, hay sorpresas para pequeños y grandes.
(Traducción: ¿Lo sabías? En la Edad Media se pensaba que las mareas se debían a un mountruo marino que tragaba agua y la escupía inmediatamente.)
Después del mundo de las medusas llegamos a una sala donde los acuarios están abiertos. En esta sala dedicada a los más valientes podréis tocar a todos los peces que allí encontréis, y con un poco de suerte hasta darles de comer de tu propia mano. Pero no contentos con esto al final de la visita podréis disfrutar de dos pequeñas atracciones. La primera es una plataforma que simula de manera virtual un descenso a los fondos marinos con ataque de craquen y todo, apta para grandes y pequeños. La segunda es un impresionante paseo submarino entre las aguas y acuarios que habíais visto antes desde el otro lado del cristal. Como podréis comprender salimos más que contentos.
Por la noche
volvimos a cenar cerca de la zona de nuestro hotel, el Kyriad, a una pequeña “Galetterie”.
La segunda comida típica de esta región son la galettes, que como ya sabréis es la versión en salado de los creps.
Aunque en España lo llamemos a todo crep, en Francia, los que se hacen con
ingredientes salados son galettes.
Para el
segundo día queríamos hacer la ruta de la ciudad en trenecito, un paseo con
mucho encanto que nos habían recomendado, pero cuidado que solo está disponible
entre mayo y noviembre. Así que nuestro gozo en un pozo.
Nuestro plan
B era la visita guiada en barco y luego a pie del monumento histórico llamado
el Fuerte Nacional, una fortificación del siglo 17 construida sobre un pequeño
islote situado frente a las murallas de la ciudad. Pero tampoco fue posible
debido al temporal, desde luego no ha sido nuestro mejor viaje, aunque como
siempre nos lo hemos preparado con tiempo, las inclemencias meteorológicas no
son previsibles.
Puesto que
la mayor parte de los museos estaban cerrados por temporada baja decidimos
coger el coche y dirigirnos a la ciudad vecina de Dinard. Pasamos el resto de
nuestra mañana la pasamos recorriendo una de las rutas de costa de esta ciudad.
Bordeando la playa y mansiones im-pre-sio-nan-tes, realmente increíbles.
Y para
terminar la escapada nos pasamos a ver el Monte Saint Michel, que aunque ya lo
hemos visto, nunca perdemos la oportunidad de pasar un rato agradable
recorriendo sus calles. Pero no os voy a dar más detalles, ya que el monte
Saint Michel merece su propia entrada.
Bueno esto
es todo por el momento. La temporada baja y el temporal nos han impedido
disfrutar de Saint-Malo al 100%, pero poder pasear, disfrutar de las vistas,
del Aquarium y de sus restaurantes y calles sin la masificación de gente que
hay en verano no tiene precio, así que “las gallinas que entran por las que van
saliendo”.
Y esto es todo por mi parte, espero que si podéis, disfrutéis de Saint-Malo y sus alrededores como yo lo hice.
Nos vemos en la siguiente parada.
Buen viaje.
Y esto es todo por mi parte, espero que si podéis, disfrutéis de Saint-Malo y sus alrededores como yo lo hice.
Nos vemos en la siguiente parada.
Buen viaje.
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